Alubias con morcilla (sorpresa sorpresa)

Seguro que muchos de vosotros pensáis que una dieta sin colesterol se basa en comer hojas verdes y beber mucha agua. Sin duda esa dieta tiene colesterol cero, pero podemos comer platos más contundentes. Las legumbres son un alimento muy recomendable por su alto contenido en fibras solubles, que van bien para todo, incluso para controlar el nivel de colesterol según afirman varias fuentes.

Hasta aquí todo bien pero, ¿y la morcilla? Este embutido tradicional en gran parte de España tiene tantas variantes como pueblos la elaboran, pero si consideramos la morcilla canónica, la de Burgos (y ahí dejo la polémica), nos encontramos con un embutido que contiene altas dosis de manteca de cerdo, gran enemiga de la dieta sin colesterol.

Morcillas Ahimsa

Por suerte, la gente de Ahimsa (que conste que no estoy patrocinado por ellos, que bastante me cuestan todos sus productos) ha pensado en nosotros y elabora unas morcillas vegetales. La verdad es que cuando las vi en una zona refrigerada de un hipermercado Alcampo la sorpresa fué mayúscula. Había incluso chorizo vegetal, pero centrémonos en la morcilla. Los ingredientes principales son el arroz integral, los puerros, los copos de avena, el glúten de trigo, y otros elementos, incluido carbón vegetal supongo que para dar el color negruzno. Este último componente me preocupa, no sé lo saludable que es comer carbón vegetal. La etiqueta indica que el carbón vegetal es E-153, así que me he informado y, efectivamente, ese es el código que identifica el «negro carbón», que está permitido en Europa para fines alimentarios siempre que sea de orígen vegetal. De todas maneras, en Estados Unidos este colorante está prohibido para usos alimentarios, ya que se sospecha que este elemento es un agente cancerígeno. Palabras mayores, que creo que merecerían el esfuerzo de Ahimsa para substituirlo por otro colorante. De todas maneras, insisto que la Unión Europea aprueba el uso alimentario del E-153. La decisión es nuestra.

La receta para este plato es muy simple. En mi caso, me he decantado por una alubias de Santa Pau, una bonita

Alubias con morcilla

población del norte de Cataluña, que venden ya cocidas y envasadas en un recipiende de cristal. Se trata de unas alubias pequeñas y de una textura muy suave. Solo hay que pasarlas por una sartén con un poco de aceite durante un ratito para que tomen temperatura. La morcilla (envasadas de dos en dos, cada una de unos 115 grs) también hay que pasarla por la sartén hasta que empiezen a tostarse (a gusto del consumidor) por fuera. Ponemos todo en un plato y ¡adelante! La textura de la morcilla es «pegajosa», en el sentido que no está suelta como muchas morcillas de Burgos, pero no representa un problema. El gusto no es el de la morcilla de Burgos, sino que se asemeja más por ejemplo a una morcilla murciana (Ahimsa es una empresa zaragozana, seguramente el sabor será el de las morcillas de esa región). Tiene un sabor marcado a canela, y encuentras piñones enteros dentro del embutido. Acostumbrado desde pequeño a las morcillas de Burgos, me ha costado entrar en el sabor pero finalmente me he dejado seducir y he disfrutado del plato, acompañado por una cerveza.

¡Buen provecho!